David Hernández , el freno en la maquinaria de Morena en Quintana Roo



Por  || Redacción || 

Si hay un personaje que ha demostrado ser un auténtico obstáculo en el fortalecimiento de Morena en Quintana Roo, ese es David Domingo Hernández Solís, actual Secretario de Organización del partido en el estado. En teoría, debería ser la pieza clave en el engranaje territorial de Morena. En la práctica, es el eslabón más débil de la cadena.

La dirigencia nacional del partido, encabezada por Luisa María Alcalde Luján y Andrés Manuel López Beltrán, estableció una meta clara: afiliar al menos 153 mil ciudadanos en la entidad. Sin embargo, hasta ahora, Hernández apenas ha conseguido sumar 60 % de afiliados, una cifra que ni siquiera representa el  objetivo. Lo preocupante es que, ante los cuestionamientos, se limita a repetir como un disco rayado: “Vamos bien, vamos bien, vamos pegaditos a la meta”. Nada más alejado de la realidad.

Tan evidente es el rezago, que el partido tuvo que recurrir a Julio Durán para ejecutar la tarea de afiliación casa por casa, una labor que desde un inicio debió liderar Hernández. El contraste es abrumado, mientras la gobernadora Mara Lezama goza de una de las mejores calificaciones a nivel nacional por su desempeño, su correligionario ni siquiera puede entregar resultados internos decentes.

Los propios militantes y simpatizantes lo dicen en voz baja (y otros ya no tan baja), el avance es lento, la organización es torpe, y el equipo de trabajo carece de dirección. A escasos días de celebrarse  el  Consejo Nacional de Morena del 20 de julio en el centro del país, donde se definirá el rumbo político rumbo al 2027, las preguntas son inevitables, ¿Qué cuentas rendirá David Hernández al Comité Ejecutivo Nacional? ¿Qué argumentos dará para justificar su pobre desempeño?

Su historial no ayuda. Basta recordar su paso por el DIF municipal, un periodo gris, sin logros, sin propuestas, sin liderazgo. Un funcionario opaco, más preocupado por sobrevivir políticamente que por construir organización real. Hoy, ese mismo perfil, falto de visión y oficio, está estancando el crecimiento del partido más importante del país en uno de los estados más estratégicos.

Y lo más alarmante es su oportunismo político. Como muchos, David Hernández es de esos personajes que llegaron al movimiento colgados de la popularidad de líderes auténticos como Andrés Manuel López Obrador, y la actual Presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo pero que una vez colocados en posiciones de poder, se han dedicado únicamente a simular trabajo, a tomarse la foto y repetir frases vacías sin ningún resultado real.

Mientras la presidenta nacional del partido, Luisa María Alcalde, prepara una estrategia nacional con visión municipalista, instalación de consejos consultivos, y comités seccionales con evaluación permanente, en Quintana Roo seguimos esperando que el encargado de la organización entienda, por lo menos, lo que significa organizar.

Es momento de que Morena, si realmente quiere consolidarse de cara al 2027, deje de proteger a perfiles ineficientes y apueste por liderazgos capaces, con compromiso y resultados. Porque seguir sosteniendo a figuras como David Hernández Solís, es condenar al partido a caminar con lastre.


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