El fracaso de un alcalde improvisado que quiere escalar en política



Redacción || Desde el Caribe ||

Faltando todavía más de dos años para las elecciones de 2027, el presidente municipal de Tulum, Diego Castañón Trejo, ha comenzado a moverse con la intención de competir por la diputación federal del Distrito 02. Sin embargo, su historial al frente del ayuntamiento deja en claro que su perfil es débil y su carrera política, improvisada, está marcada por la falta de resultados y una evidente desconexión con la ciudadanía.

Castañón asumió la alcaldía no por trayectoria ni méritos propios, sino tras el fallecimiento de Marciano Dzul Caamal. Desde ese momento, ha mostrado carencia de liderazgo, ausencia de visión y un pobre balance en la gestión pública. Aun así, se ha atrevido a coquetear con la idea de buscar, incluso, llegar a la silla grande, ubicada en la avenida 22 de enero, un objetivo que luce fuera de toda realidad.

Su administración ha sido duramente señalada por el incremento de la inseguridad. En poco más de dos años y tres meses, Tulum ha registrado alrededor de 220 homicidios, con 35 en lo que va de este año, . Los grupos criminales operan incluso en disputas por tierras, afectando directamente la paz social y la imagen turística del municipio.

A la crisis de seguridad se suman escándalos de corrupción, una actitud distante con la población y la falta de resultados concretos. En el ámbito político, Castañón es visto como un “junior” del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), colocado en el cargo por Jorge Emilio González, el “niño verde”. Hoy, incluso ha cambiado el verde por el guinda, en un intento por reposicionarse políticamente ante el desgaste de su imagen.

En las últimas semanas, ha emprendido una serie de convenios con municipios del sur, José María Morelos, Bacalar, Othón P. Blanco y Felipe Carrillo Puerto, bajo el proyecto “Mercados de la Prosperidad Compartida”, que plantea vender productos rurales en tianguis y parques de Tulum. Sin embargo, esta propuesta carece de fondo y no resuelve las verdaderas necesidades de los productores, quienes requieren mercados formales y canales de distribución sólidos, no improvisaciones . El interés repentino de Castañón por el Distrito 02 parece más una jugada electoral que un compromiso real. 

Diego Castañón representa el ejemplo de un político improvisado que busca mantenerse en la escena pública a toda costa, sin haber resuelto los problemas más graves de la administración que encabeza. Con un Tulum golpeado por la violencia, la corrupción y el abandono, su anticipada campaña para otro cargo no es más que una maniobra oportunista que exhibe su verdadera prioridad, asegurar su futuro político, aunque el presente de la ciudadanía siga deteriorándose.

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