Cuando la hipocresía vuela en Primera Clase

Redacción | Desde el Caribe | 

A volar mandó Adán Augusto López no sólo al decálogo de Morena, sino también a la decencia mínima que debería exigirse a un servidor público. La información difundida por el periodista Salvador García Soto, señala que el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, ese que debería predicar con el ejemplo, decidió que las reglas son para los demás... mientras él vuela cómodamente en la clase Premier de AirFrance, con destino a París, por la módica cantidad de 311 mil 549 pesos por boleto. ¡Qué bonito es predicar la austeridad desde una suite de primera clase!

Mientras la Presidenta  Claudia Sheinbaum presentaba su decálogo de "no frivolidad" y "no consumismo" con total seriedad y  solemnidad, Adán Augusto ya estaba abrochándose el cinturón <el de seguridad del avión, no el de la moral, que ese hace mucho que lo dejó colgado> rumbo a Europa, acompañado de una mujer y un asistente, como corresponde a todo buen adalid de la 4T que se respete... en el papel.

¿Amiguismo? ¿Influyentismo? ¿Viajes austeros? ¿Prohibido usar aviones privados o recursos públicos para vacacionar? Bah, nimiedades para el resto de los mortales. Para Adán Augusto, las reglas son meras sugerencias escritas en servilletas que pueden desecharse con el primer brindis de champaña a bordo.

Lo mejor  <o lo peor, según se vea>  es la fecha, justo el mismo día en que el Consejo Nacional de Morena difundía con bombo y platillo su decálogo moral. Un espectáculo de cinismo digno de exportarse a Cannes, aprovechando que ya estaba en París.

¿Explicaciones? ¿Justificaciones? Nada. Silencio sepulcral. Porque en la 4T algunos se sienten tan poderosos que ni siquiera creen necesario rendir cuentas. Mientras Sheinbaum trata de imponer orden, Adán Augusto juega a ser su propio jefe, de manera abierta y desvergonzada.

Y claro, luego vendrán los sermones, los discursos sobre la "transformación" y las frases trilladas de que "no somos iguales". Tienen razón, son peores. Antes, al menos, el cinismo se maquillaba; ahora, se exhibe con orgullo en boletos de más de 300 mil pesos y vuelos a París.

Así que la próxima vez que nos hablen de "austeridad republicana", por favor, no olviden aplaudirles... pero en el Aeropuerto Charles de Gaulle. Porque aquí en México, la paciencia, igual que la dignidad, ya se agotó.



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